La muerte de Exemony

Azrubel el Bardo esta sentado delante de la posada. Coje su viejo Laud y empieza a tocar y cantar:

Esta es la historia de EXemonY
¡Oh que pequeño rufián!
Torso fino, dedos largos,
blanca era su piel.
Engañaba su mirada jovial,
al despiste os la habria de jugar.


El bolsillo temblaba
cuando el se acercaba.

Tanto le daba, acechar
al sastre o al herrero
todos tenian costal.

No podia imaginar lo que habia pasar,
cuando en la posada el me escucho cantar,
que en la cueva de las sierpes
habia una ciudad,
los tesoros que ocultaba,
no dudo en averigurar.
Y yo presto me ofreci a compañar.

En la gruta bien tranquilo,
nada evito su camino,
con su navaja de bribon
a mas de una degollo,
una vez el tunel terminado
a la ciudad subterranea llegamos,
un vampiro,
otro mas,
hasta la puerta llegamos,
herido mortal ya estaba,
cuando la trampa piso,
cruel fue su muerte
MUY CRUEL SI SEÑOR!

Cuando el polvo se asento,
pude ver lo que ocurrio!
Mil espinas lo atravesaron,
Mil puñales, uno al corazon.

El viejo Gus era su amigo
y siempre lo escoltaba
A la voz de:

Pone voz seca
Criminal! Criminal! Por todo Albor Corrian!


Mas yo lo prefiero recordar,
por un chico sin hogar,
que su camino no supo encontrar.
asi pues dispuesto estoy
a su nombre recordar.

Azrubel se aleja de la plaza con la mirada baja.