La desesperación de Orald . Una desgracia constante.

Orald era un señor cuarentón, llego a Albor inconsciente con un corte en el hombro y muy confuso. No sabia que hacia allí no se acordaba de su vida anterior , pero poco a poco fue recobrando la memoria, se acordó de su amada la Bruja Brunilda y pensó en donde estaría. Paso mucho tiempo pidiendo información y trabajando para aquellos que le informaban entretenía sus pensamientos sobre la posible muerte de su amada después de la guerra civil de Rostow.Eso le marcó su vida, el veía un mundo mejor, quería un mundo mejor para Brunilda en Albor, pero apenas conseguía nada y eso le frustraba atenuando sus depresiones. No estaba bien de sus cabales, se volvió inestable o quizá fuera así ya antes. Eso no lo sabremos...

Este señor tuvo una buena época supo que su mujer seguramente estuviera viva, y eso le animo a trabajar para Albor,para cuando viniera a verle o fuera el a rescatarla o a sacarla de allí estuviera todo dignamente para ella. En esas épocas no muy lejanas, en pleno invierno, Orald junto a varios trabajadores mas, consiguieron levantar los edificios actualmente construidos en menos tiempo del que costo cualquiera de los edificios de hoy en día , eran buenos trabajadores y consiguieron ganar un dinero, tenían clientes y eso se agradecía a la hora de pagarse unos buenos estudios.
Pero todo esto iba a cambiar muy pronto. En cuanto abrieron la Peletería y la Sastrería, Orald fue perdiendo esos clientes que le compraban troncos e hierro, el comercio cambio drásticamente , hubo un monopolio de los cueros y los sastres y peleteros empezaron a ganar dinero, hubo un colapso de las edificaciones, un cambio de Consejo, otra política que según pensaba Orald nunca floreció. Dado los cambios tan repentinos, Orald vio una salida en los campos, al menos tendría algo para lo que Brunilda podría estar satisfecha y junto a Garrow vio como de nuevo empezó a ganar para sus estudios, quería aprender el secreto de los brujos pensaba Él , pero el trabajo en los campos apenas le dejaba tiempo. Un día escucho rumores, el Clero iba a quemar a los brujos dentro de la Torre y estaban haciendo los preparativos, el Maestre había convocado a todos los guerreros y cualquier hombre que supiera portar una espada para ir a Rostow y salvarlos. Nada hacía ser mas fuerte a Orald que el pensamiento de que por fin iba a ver a su amada, a esa dulce Brunilda que recordaba con anhelo y no podía olvidar. Apenas había pasado una primavera de todo esto, pero Orald ya había aprendido a luchar con su alabarda. Fueron allí y parecía que todo iba bien, hasta que consiguieron entrar por la puerta Norte, a la plaza cerca de la Torre y junto a Caluwen guardando la retaguardia fue herido por un soldado que apareció por el Oeste de repente, entre el caos de la batalla. Ni siquiera entre los dos pudieron con el guardia de Rostow, un hombre fuerte y muy diestro con la espada donde los hubiera. Al caer herido tuvo que quedarse atrás del grupo que se encaminaba a la Torre de Brujería donde encontraría a Brunilda. Confiaba en que todo saliera bien, pero al volver el Maestre dijo algo que le quebranto el alma y le cambió por completo.
- ¡Guerreros!, la Torre esta ardiendo, no podemos hacer nada ¡debemos volver! - Y esa palabras se repitieron en su cabeza constantemente, volvieron heridos algunos, otros henchidos de orgullo y otros cabizbajos, pero Orald nunca volvió, Orald se quedo allí para siempre.

Hay empezó la mayor decadencia de este señor, todo eran penas , siempre cuando mejor se encontraba , cuando encontraba un trabajo estable todo su negocio se venia abajo y lo que es peor su mejores compañeros y amigos morían tras de sí como si una maldición le hubiera acosado desde que llegara a Albor, Garrow fue asesinado en un acto de rebeldía y con Garrow se fue el negocio de los campos para Orald y el desánimo empezó a cundir en Él. Ya solo se dedicaba a trabajar, como una hormiga recogía los campos, los labraba los tenia bien cuidados, para cuando llegara el invierno sacarse unas monedas extras. Era su única financiación por lo cual empezó a intentar organizar a un grupo de artesanos y recolectores, pero bien era sabido que Orald ya no estaba bien, siempre inestable tan pronto trataba bien a los ciudadanos y los demas nobles, como de repente se enzarzaba en discusiones y peleas sin importarle donde ni con quién, así era su vida desde la muerte de sus dos apoyos emocionales. Consiguió unas pequeñas bases, parecía que todo estaría listo pronto para autofinanciarse, pese a todas sus penas Orald era un hombre inteligente, sabía como se debía gobernar a un grupo de ciudadanos, pero lo que no sabía era como caer en gracia a los nobles de la ciudad y a la Orden. Y eso fue lo que le llevó a la muerte.

Un buen día tuvo un sueño, sus campos eran destrozados, se veía creando flechas para vendérselas a alguien pero no sabia a quien y de repente veía todo negro y - pum - se despertó cerca de la herrería junto a un árbol y su caballo tranquilo y dócil como siempre. Algo malo presentía ese sueño, era tan real... Fue a ver sus campos y era verdad, estaban destrozados el trigo tirado encima de las verduras los arboles talados en medio del campo, los frutos podridos, su trabajo otra vez en decadencia como era costumbre. Todos sus antiguos pensamientos de quitarse la vida le vinieron a la mente, quería volver a ver a Brunilda y darla el mayor de los besos en un eterno abrazo y a Garrow y tomarse una cerveza juntos hablando de sus cosas como hacian normalmente. Intento ser fuerte, esta vez pensó en luchar por aquello a lo que el llamaba Organización, era lo único que podía hacer para aferrarse a la vida cuando de repente, Ser Neithan caballero noble donde los halla le hizo llamar.
Ser Neithan le llevó a la mina, Orald temía ser encarcelado por algo, últimamente no era bien visto por los que gobernaban aquella ciudad, ni el nunca los vio como sus gobernantes, le siguió con paciencia y pararon fuera de la cantera.
Ser Neithan le trato de explicar que su actitud no era correcta, que debería mostrar un respeto, pese a la testarudez de Orald el hizo lo posible por hacerle entrar en razón, durante un largo tiempo estuvieron discutiendo, Ser Neithan estaba impacientándose ante la indiferencia de Orald. Orald era indiferente ante todo el mundo, solo aquel que el creía que podía conseguir algo era bienvenido.
En el momento en el que Ser Neithan saco los grilletes para dar una lección a Orald, este sacó la alabarda que portaba en el caballo y desde lejos le lanzo un golpe, haciendo un arco de 180º el cual el Ser esquivo con facilidad, volvió a la carga esta vez con la punta de la alabarda actuando como si fuera una lanza y Ser Neithan tuvo que esforzarse por parar el golpe, llevaba una fuerza tremenda, mas de la que hubiera sentido antes. En su cuerpo fluía la sed del infierno, un demonio interno debía estar poseyéndole. No valió de nada las advertencia del Ser Neithan que trato de avisarle que si lo intentaba una vez mas le mataría.
Orald volvió al ataque con mas fuerza que habilidad y Ser Neithan esquivó por dentro el golpe y le lanzo una estocada en el estomago, allí quedo Orald, clavado en la espada, sin armadura con los pantalones teñidos de sangre y su boca ardiendo como ardía el infierno de sus adentros .Orald miró al Ser y sonrió , por primera y ultima vez pareció que fue feliz...

Perdonad el tostón no es nada del otro mundo, pero oye... fue las penas de Orald, porque gloria no tuvo ninguna jajajaja y na queria explicar mi PJ y eso para que vierais porque era tan así jajajaja y na e echo lo que e podido, narrandolo en tercera persona.

se murió Orald?

Descansa en paz amigo...