Pensamientos

Salomon, cabizbajo, abatido, ojeroso, pasea por los campos pensando hasta la extenuacion, debe tomar una decision, no quiere, no es su forma de hacer las cosas, las dudas le estan comiendo por dentro.

Sus pensamiento van caoticos de una a otra parte, no puede explicarse lo ocurrido, su trabajo de años hecho añicos en un momento, su mas preciado tesoro, el futuro de todos los artesanos de la ciudad, su coleccion de esquemas mas grande habia desaparecido como por ensalmo a manos de un ladron, ¿quien era el canalla que asi pagaba sus desvelos?
¿No era suficiente para ellos su dedicacion, sus esfuerzos, regalos, descuentos, incluso sus noches en vela pensando en los beneficios que pudieran aportarse de cualquier cosa por minima que esta fuera, siempre que que el fin fuera ayudar a cualquiera a conseguir su integracion en la vida de la ciudad?

Siguio andando sin rumbo, el sol ya casi a la altura del suelo, moria como sus esperanzas de conseguir sus ilusiones, la rabia hizo que una lagrima furtiva escapara de sus hundidos ojos. Se agacho a recoger una brizna de hierba, la aplasto con sus callosas manos, la estrujo como si fuera el cuello del ladron, su frustracion no tenia limites, su dolor por la perdida de su trabajo no tenia consuelo.

¿Que puedo hacer ahora? ¿como ayudare a la ciudad sin manos con las que trabajar? ¿que hare con todos los que vienen a mi con la pretension de que les ayude si no puedo ayudarme a mi mismo? ¿que es un artesano sin sus esquemas? Nada no es nada ni es nadie. Es como el estiercol tirado en la calle, nadie le hace el menor aprecio, aunque en realidad sea util su valor es minimo.

Lentamente con paso cansino, entro en el templo, se sento en uno de sus bancos y se quedo mirando al vacio, perdido en sus pensamientos que lo llenaban todo, incluso la habitacion parecia pequeña por el tamaño de su desgracia.
Al desconcierto inicial, le habia seguido la rabia de quien se siente desnudo, y luego llego la desolacion, la comprension del tamaño monstruoso del hecho. La piedra donde se cimentaria el comercio de la nueva ciudad habia desaparecido.

Todo en un solo acto. Bajo la cabeza y se rindio.