Noches húmedas llenas de dolor
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Noches húmedas llenas de dolor
Ha pasado ya bastante tiempo desde, que la semilla que Tania llevaba en su vientre, hubiera comenzado a creer, el día del nacimiento se estaba acercando cada vez mas, y no simplemente el calendario así lo indicaba, si no que los pródromos cada vez eran mas duros. Tania sentía como su útero se endurecía desde lo mas profundo de su ser, corriéndole unos intensos calambres por toda la zona pélvica, el endurecimiento se iba bajando lentamente, hacia el exterior, y se disfuminaba poco a poco, dando unos breves momento de tranquilidad que precedian a un nuevo pródromo..
Ademas, últimamente había venido notando algo diferente, el retoño que portaba en el interior de su vientre se revolvía y agitaba constantemente, torciendose sobre si mismo y cambiando de posición. El encajamiento era patente, y la cabeza, que se podía notar con un simple palpado de la zona, ahora se encontraba cerca de su pelvis y el deslizar del niño en su interior, era una sensación realmente extraña y dolorosa, que con cada gesto, hacia sentir el desgarrar de los tejidos.
A las perdida de orina, provocada por la presión que el bebe, hacia sobre la vejiga de Tania, se sumaba ahora, un flujo pardusco, bastante viscoso y de olor dulzón, que aveces era acompañado por una mucosidad rosada, fruto del rompimiento de los capilares del útero, al provocar este su dilatación.
Las ultimas noches, estaban siendo realmente agitada, y el dolor, calambres, inquietud y nerviosismo que sentía Tania, solo conseguian quitarle el sueño y aumentar su preocupación, había estado llevando el control de su estado, y en teoría no sucedía nada fuera de lo normal. Pero la incertidumbre de haber errado en su diagnostico, era algo que la consumía. Realizaba los ejercicios de respiración que Eloise le había recomendado... aquella ventilación, provocaba cierto mareo en su cabeza, pero ciertamente la relajaba en parte de aquella tensión.
Tania de cara al publico, seguía intentando mantener la normalidad, que no se notaran sus perdidas, que no se notara su dolor, que no se notara su miedo a esta batalla que se le presentaba y la cual le hacia temblar, como nunca ante había sentido en ninguna de las guerras que cargaba a sus espaldas.
Pero el tiempo de disimular se habia acabado. Su combate mas duro, y la mayor felicidad que la vida podía ofrecerle,venían cogidos de la mano, y esta vez, debería hacerle frente, solo con su fuerza y determinación.
Ademas, últimamente había venido notando algo diferente, el retoño que portaba en el interior de su vientre se revolvía y agitaba constantemente, torciendose sobre si mismo y cambiando de posición. El encajamiento era patente, y la cabeza, que se podía notar con un simple palpado de la zona, ahora se encontraba cerca de su pelvis y el deslizar del niño en su interior, era una sensación realmente extraña y dolorosa, que con cada gesto, hacia sentir el desgarrar de los tejidos.
A las perdida de orina, provocada por la presión que el bebe, hacia sobre la vejiga de Tania, se sumaba ahora, un flujo pardusco, bastante viscoso y de olor dulzón, que aveces era acompañado por una mucosidad rosada, fruto del rompimiento de los capilares del útero, al provocar este su dilatación.
Las ultimas noches, estaban siendo realmente agitada, y el dolor, calambres, inquietud y nerviosismo que sentía Tania, solo conseguian quitarle el sueño y aumentar su preocupación, había estado llevando el control de su estado, y en teoría no sucedía nada fuera de lo normal. Pero la incertidumbre de haber errado en su diagnostico, era algo que la consumía. Realizaba los ejercicios de respiración que Eloise le había recomendado... aquella ventilación, provocaba cierto mareo en su cabeza, pero ciertamente la relajaba en parte de aquella tensión.
Tania de cara al publico, seguía intentando mantener la normalidad, que no se notaran sus perdidas, que no se notara su dolor, que no se notara su miedo a esta batalla que se le presentaba y la cual le hacia temblar, como nunca ante había sentido en ninguna de las guerras que cargaba a sus espaldas.
Pero el tiempo de disimular se habia acabado. Su combate mas duro, y la mayor felicidad que la vida podía ofrecerle,venían cogidos de la mano, y esta vez, debería hacerle frente, solo con su fuerza y determinación.
Tania- Cantidad de envíos : 788
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