Trabajos de cartografía
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Trabajos de cartografía
Arabella contempló con ojo crítico el pergamino extendido sobre su mesa. Había invertido bastantes horas de trabajo en él y, si bien el resultado no le disgustaba, tampoco se sentía plenamente satisfecha. Sus conocimientos de cartografía eran excelentes, pero la labor de investigación se quedaba corta para la amplitud de la tarea emprendida. Había revisado todos los mapas disponibles en la biblioteca, había repasado polvorientos tomos de historia, había consultado la información sobre las casas nobiliarias de Etrania… pero inevitablemente gran parte de los datos eran antiguos, confusos, o inexistentes. Más allá del muro de Damian, el norte del continente seguía siendo un gran misterio envuelto en las neblinas de lo desconocido, un espacio para los sueños, esperanzas y miedos de muchos habitantes de Rostow, poblado solo con las historias vertidas de generación en generación y dibujado con paisajes imaginados, rebosantes de leyenda.
Con un suspiro de resignación, se quitó las gafas y frotó sus ojos cansados de trabajar a la luz de las velas. No podía completar mejor su obra sin más reseñas, pero aún así era un pequeño avance sobre lo que había disponible hasta el momento. Sin duda en el futuro el mapa se podría mejorar y, cuando el norte fuera redescubierto, exploradores, brujos y aventureros aportarían abundante información para incorporar a la cartografía de Etrania. Mientras tanto, y como complemento a la obra que había finalizado recientemente, el mapa de los territorios de Etrania podría consultarse en la biblioteca pública y servir incluso de referencia para algunos de los más jóvenes, que aún no habían tenido la oportunidad de pisar las tierras más allá del río Niuby. Arabella sonrió, ligeramente más satisfecha, y enrolló con cuidado el pergamino para entregarlo al bibliotecario. Luego cogió su sombrero, comprobó que llevaba vendas y emplastos en sus bolsillos, se quitó una ortiga marchita que llevaba pegada a la manga y descendió a paso ligero las escaleras de la Torre de Brujería.
Con un suspiro de resignación, se quitó las gafas y frotó sus ojos cansados de trabajar a la luz de las velas. No podía completar mejor su obra sin más reseñas, pero aún así era un pequeño avance sobre lo que había disponible hasta el momento. Sin duda en el futuro el mapa se podría mejorar y, cuando el norte fuera redescubierto, exploradores, brujos y aventureros aportarían abundante información para incorporar a la cartografía de Etrania. Mientras tanto, y como complemento a la obra que había finalizado recientemente, el mapa de los territorios de Etrania podría consultarse en la biblioteca pública y servir incluso de referencia para algunos de los más jóvenes, que aún no habían tenido la oportunidad de pisar las tierras más allá del río Niuby. Arabella sonrió, ligeramente más satisfecha, y enrolló con cuidado el pergamino para entregarlo al bibliotecario. Luego cogió su sombrero, comprobó que llevaba vendas y emplastos en sus bolsillos, se quitó una ortiga marchita que llevaba pegada a la manga y descendió a paso ligero las escaleras de la Torre de Brujería.
Guinevere- Cantidad de envíos : 343
Fecha de inscripción : 11/09/2009
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