El Susurrador

Vamos a ir colgando algunos relatos sobre el trasfondo de algunos personajes del servidor, esperamos que os gusten

Lo que sólo unos pocos sabían es que el padre del rey Aldor tuvo un hijo ilegítimo con una criada. Este niño demostró tener unas cualidades e inteligencia excepcionales desde corta edad, y creció en una familia de mercaderes en la que pudo descubrir muy pronto la que sería su mayor pasión: la sastrería. Pronto alcanzó a sus maestros y su reputación le hizo conocido entre los grandes personajes de Rostow. Probablemente se habría hecho rico, liderado el gremio de mercaderes y habría revolucionado de alguna manera su profesión, volviéndose un personaje influyente y bien reconocido en la Corte, y habría llevado una vida relativamente tranquila y agradable hasta el día de su muerte, ignorando cuál era su verdadero linaje. Pero el destino le tenía preparado algo diferente.

Había un hombre que siempre había estado en la vida del joven desde que pudiera recordar. En cierto modo era extraño que un noble mostrara tanto interés por un chaval como él, de sangre plebeya, pero el caso es que Ser Hogh Liden siempre había estado para ayudarle y para aconsejarle. Una noche Ser Hogh le dijo que le acompañara, que iba a presentarle a alguien interesante. Para su sorpresa fue conducido a una estancia dentro de palacio, el cual, hasta entonces, jamás había pisado. Allí se encontró con un hombre extraño: llevaba una túnica negra y una máscara blanca. Sólo podía ser el hombre del que hablaban como una leyenda y que manejaba el poder el Rostow desde las sombras: el Susurrador. El Susurrador le dijo que él era el hermano bastardo del rey Aldor y que, desde ese día, trabajaría para él, para las sombras de Rostow. Y el joven sastre, todavía aturdido por la información, no tuvo más remedio que aceptar.

Poco tardó en convertirse en uno de los agentes más valiosos del Susurrador, demostrando sus grandes cualidades para la obtención de información, el disfraz, el sigilo... el Susurrador cultivó el potencial del joven y le entrenó de forma casi personal.

Y por fin llegó el día de la coronación del rey Aldor. Todo Rostow se congregó en la plaza frente al palacio para poder ver y aclamar al nuevo rey. Sólo el sastre faltó, pues tenía una reunión con su maestro, el Susurrador.

- Hoy es el día en que coronan a tu hermano... -el Susurrador le miró a través de su máscara.- El rey y su familia necesitará alguien que le apoye y le proteja, creo que se acercan tiempos difíciles, y mi labor ha terminado.

- Qué... ¿qué quieres decir? - el sastre estaba asustado, casi pálido.

- Desde hoy en adelante tú serás el nuevo Susurrador. Te he entrenado para ello, y tienes la capacidad de superarme, a mí e, incluso, a mis predecesores. No me defraudes.

- Pero yo no soy capaz, yo...

- Calla - la voz tras la máscara fue tajante y autoritaria. Se quitó la máscara y la túnica y, con solemnidad, se los entregó al muchacho. El sastre por fin pudo ver el rostro de su maestro.- Esta máscara y esta túnica han pertenecido a todos los susurradores, y ahora te pertenecen a ti. Y deberás dárselos a quien te suceda.

El joven cogió respetuosamente la máscara y la miró fijamente unos segundos. Sus ojos mostraron cierto miedo, pero rápidamente se convirtió en determinación y con un rápido gesto se colocó la máscara. Desde ese día, Yorelai, hermanastro del rey, fue quien manejó los hilos de las sombras en Rostow.

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Yorelai miraba la máscara y la túnica que durante tantos años había vestido. No tenía un sucesor, y el Susurrador ya no tenía un rey a quien proteger. Había sido incapaz de salvar al rey Aldor de la muerte y, de igual manera, Ziban, su hijo, había sido asesinado sin que Yorelai pudiera hacer nada. Todos los susurradores siempre supieron que existía un poder oculto en Rostow, pero siempre había permanecido aletargado. Sólo cuando Rostow decidió abrirse al mundo y salir de los claustrofóbicos muros de la ciudad, este poder emergió y actuó. Que estaba relacionado con el Culto, no había ninguna duda. Y que el paladín Ser Crend se encontrara con Lodivious, uno de los antiguos magísteres de la Plaga, y ambos se dieran muerte, tenía una implicaciones terribles. Las pesadillas, la aparición de otro de los magísteres de la Plaga, el llamado Lugoth... confirmaba lo que él desde hace tiempo sabía. Había ayudado desde la sombra a proteger a Dun, el profeta; había intentado que la Orden sobreviviera; había intentando por todos los medios desgastar la influencia del Culto y poner a favor de Albor a todas las casas nobles posibles: lo había intentando todo.

Lo importante era que Yorelai ya sabía quién era el enemigo. Sólo necesitaba un plan. Porque no tenía ninguna duda: su última acción como Susurrador sería destruir a aquellos que mataron a su familia.