Viajes, cuentos, y una hoguera.

-Buenos negocios Rad, buenos negocios - sonrio el buhonero mientras removia el guiso de conejo - ya te dije que andaria una larga temporada fuera, y no te creerias lo que consegui.

Los fardos que habia descargado del burro eran pesados, y lo estaban haciendo sudar copiosamente mientras los llevaba al interior de la tienda. Radcliffe se asomo mientras cortaba las gruesas cuerdas que mantenian el paquete compacto. Al abrirse, por el suelo rodaron todo tipo de joyas y piedras, asi como materiales de construccion de lo mas variado. El buhonero se giro hacia Radcliffe, sonrió, y dio un par de golpes con el martillo a la roca blanca.

- Marmol puro y duro amigo mio, resistente, lujoso. ¿Crees que ese tal Dobb me dara algo por el?

De los demas fardos sacó pieles negras, marrones, y de un largo surtido de animales, que segun contaba, habia conseguido de un grupo que tenia un pequeño campamento en el desierto. De una bolsa de cuero atada al cinto de la daga, saco un fajo atado, mas pequeño que un puño. Despedia aromas sutiles, agradables. Lo abrio y separo hojas de granos, enumerando las especias que habia conseguido en otro de sus tratos. Radcliffe no pudo por menos que sonreir. Quizas no se llevase ganancia alguna, pero sabia que alguna de esas especias, acabarian en los guisos que preparaba.

Una vez estuvo a buen recaudo, saco un libro ajado y se sento con el al fuego de la hoguera. Bebia cada palabra escrita con avidez, sonreia de tanto en tanto, y miraba al cielo en algun que otro pasaje. Finalmente miro a Radcliffe, y le conto pequeños retazos de las historias, fantasticas o no, que el libro narraba.

Podian decir lo que quisieran del Buhonero, pero el aseguraba a todo el que quisiera oirle, que vivia plenamento cada uno de sus dias, y que no habia nada mas satisfactorio, que un dia beneficioso. El resto de las historias... quizas el que se acercase a verlo, pudiese oirlas de su propia boca.