La amenaza del bosque

El agricultor llegó a la posada de Albor con gesto de circunstancias. Se acercó a Derek y le saludó.

- Hola Derek.
- Como estás. ¿Alguna novedad? -el posadero dejó de revisar las cuentas de la posada y puso toda su atención en la conversación.
- Me temo que ya son 3 personas las que han desaparecido... la última, ese joven que llegó hace apenas unos días. Le advertí que el bosque de las lágrimas era peligroso, pero la madera de allí puede dar un buen dinero y algunos creen que el riesgo merece la pena.
- Así que otro. Pues son 3 desaparecidos en apenas una semana... como si no tuviéramos suficientes problemas. ¿Qué crees que puede ser?
- ¡Quién sabe! Ese bosque está embrujado... -bajó la voz, como si haciéndolo alejara el miedo que le daba el bosque.- Todos saben que allí viven criaturas horribles, y algunos muertos que no encontraron descanso.
- Así es, y así ha sido desde hace tiempo.
- Bueno, sí; no sé, es posible que algo en el bosque se haya despertado... -el hombre intentaba dar a su voz el tono más misterioso que podía.- En cualquier caso, talar allí es demasiado peligroso: hasta que sepamos qué ocurre, habría que advertir a todos los ciudadanos que no se acerquen bajo ninguna circunstancia.
- Tienes toda la razón. Avisaré a la Orden.

El rumor se propagó rápidamente entre todos los habitantes de la ciudad de la Torre Blanca.