La tortura de la posada
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La tortura de la posada
El posadero, aun nervioso y ligeramente sudoroso, relataba a todos lo que esa noche habia visto.
- Lo juro, era un demonio vestido con falda. Lo reto a un duelo a muerte, pero el se nego. Las palabras volaron entre ellos como cuchillos. Yo pensaba que era la tipica pelea que suelo ver a diario, pero no. Cuando con una mano levanto la lanza y ensarto a aquel tipo, juro que vi como los ojos le ardian. Pero el tipo de aferro a la vida como nunca vi. Ella solo se reia y lo increpaba, y el, aun sangrando y mal herido, la seguia insultando. Despues salieron fuera, y el hombre no paraba de llamarla cobarde, y ella aseguraba que no era una asesina. Pero se lo que vi, ¡lo vi todo! Paso de la tarde a la noche pegandole puñetazos en el estomago al hombre. Al final eran dos demonios, uno pegaba y el otro pedia mas. Fue una tortura, como ella lo llamaba. Lo dejaba descansar junto a aquel arbol, para despues dejarlo maltrecho de nuevo. Cuando cayo la noche. Se dirigio a mi y me dijo que yo era testigo de que era un duelo y que su premio era la vida de aquel hombre. Se giro, enarbolo el arma y le atraveso la garganta con la punta de la lanza. La agonia del hombre acabo rapidamente con la ultima frase del demonio. "Te vere en el infierno" - El posadero relataba la historia con creciente apremio viendo que los oyentes estaban absortos en la truculenta historia. Aun asi prosiguio. - Despues, con la calma de una asesina fria, que es lo que era, se fue a su cofre y saco las joyas, extendio un pergamino y escribio algo que dio a ese otro tipo, Davor. Dijo que era para Belengol. Se marcho diciendo que volveria algun dia a cumplir la pena de Albor, pero antes cumpliria una promesa y que sufriria por lo que habia hecho. Asi fue como se marcho ella. La niña que tanto vi corretear y sonreir. Gina el fuego se hacia llamar... ahora entiendo por que era el fuego, un demonio la debe de habitar.
Los oyentes cuchichearon entre si y miraban donde aun habia rastros de sangre, incluso alguno juraria que oia las risas del demonio. Pero os aseguro que ni el grito de una Banshee, da tanto miedo como la realidad de lo que paso esa noche. Ni el corazon mas negro y cruel, se podia comparar a lo que ella sintio.
- Lo juro, era un demonio vestido con falda. Lo reto a un duelo a muerte, pero el se nego. Las palabras volaron entre ellos como cuchillos. Yo pensaba que era la tipica pelea que suelo ver a diario, pero no. Cuando con una mano levanto la lanza y ensarto a aquel tipo, juro que vi como los ojos le ardian. Pero el tipo de aferro a la vida como nunca vi. Ella solo se reia y lo increpaba, y el, aun sangrando y mal herido, la seguia insultando. Despues salieron fuera, y el hombre no paraba de llamarla cobarde, y ella aseguraba que no era una asesina. Pero se lo que vi, ¡lo vi todo! Paso de la tarde a la noche pegandole puñetazos en el estomago al hombre. Al final eran dos demonios, uno pegaba y el otro pedia mas. Fue una tortura, como ella lo llamaba. Lo dejaba descansar junto a aquel arbol, para despues dejarlo maltrecho de nuevo. Cuando cayo la noche. Se dirigio a mi y me dijo que yo era testigo de que era un duelo y que su premio era la vida de aquel hombre. Se giro, enarbolo el arma y le atraveso la garganta con la punta de la lanza. La agonia del hombre acabo rapidamente con la ultima frase del demonio. "Te vere en el infierno" - El posadero relataba la historia con creciente apremio viendo que los oyentes estaban absortos en la truculenta historia. Aun asi prosiguio. - Despues, con la calma de una asesina fria, que es lo que era, se fue a su cofre y saco las joyas, extendio un pergamino y escribio algo que dio a ese otro tipo, Davor. Dijo que era para Belengol. Se marcho diciendo que volveria algun dia a cumplir la pena de Albor, pero antes cumpliria una promesa y que sufriria por lo que habia hecho. Asi fue como se marcho ella. La niña que tanto vi corretear y sonreir. Gina el fuego se hacia llamar... ahora entiendo por que era el fuego, un demonio la debe de habitar.
Los oyentes cuchichearon entre si y miraban donde aun habia rastros de sangre, incluso alguno juraria que oia las risas del demonio. Pero os aseguro que ni el grito de una Banshee, da tanto miedo como la realidad de lo que paso esa noche. Ni el corazon mas negro y cruel, se podia comparar a lo que ella sintio.
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