Rescate del Maestre

Se puede leer en diversos lugares de Albor como la torre, la herrería, la posada y las vallas de los campos el siguiente cartel:

Dentro de dos ciclos, al anochecer (Domingo a las 22:00), se formará un grupo para rescatar al Maestre Ser Edward Yubonas que se encuentra prisionero en el campamento de los Mendoza.
Habrá instrucciones precisas antes de partir, sin las cuales no podrá ser llevada a cabo la misión con éxito.
Yo, Arkantos, escudero del Maestre, lideraré el grupo de asalto para su rescate. Siento no dar más información pero la vida de Ser Edward depende de ello.
La Orden os necesita ahora... ciudadanos de Albor. Espero vuestra colaboración para traer a la persona que lideró a la ciudad en la que vivimos ahora antes de que se formara el Consejo.

Arkantos,
Escudero de Ser Edward Yubonas.

Off: ¿Imposible que sea más pronto? 21 o 21:30h almenos?

Off rol: Sí, totalmente imposible. No podemos amoldar la quest a unos u otros porque siempre le vendrá mal a alguien, sorry.

Lo siento, mi señor... la incursión se llevará a cabo aunque tenga que hacerlo como un ciudadano más. Asumiré cualquier pena si muere alguien en el trascurso de la misma.

Otra Mision a lo loco? sin saber como? ni que hacer para evitar a sus patrullas ni a sus vigias?

Recuerda como acabo la ultima mision.

Crees que no estaran atentos? Si para una simple sacerdotisa movilizaron aquel batallon , que no haran por un maestre?

Convencenos Arkantos ... de lo contrario creeremos que nos llevas al suicidio.

Arkantos miró a Zandarus fijamente.

- No os engañaré, Zandarus. La misión será complicada, pero yo jamás arriesgaría la vida de personas sin un plan, y creedme que lo tengo. - El escudero frunció el ceño -. ¿Creemos? ¿O crees? No vengas si no quieres, pero no intentes poner a la gente en contra... no puedo dar detalles del plan hasta el día de la misión por seguridad del Maestre, ya dije demasiado...

Creemos Arkantos, creemos.

Han sido ya varias las misiones fracasadas con consecuencias nefastas ... no podemos arriesgarnos inutilmente y sin conocimiento alguno ... por muy seguro que tu estes ... pues si fracasamos nuevamente veremos de nuevo a los soldados bellanti paseando por las calles de Albor como dioses entre mortales ....

Niglio que rondaba por la zona, escucho a Arkantos y a Zandarus hablando.

- Perdona que te interrumpa arkantos, pero tal y como Zandarus dice, es algo que no es facil ni de hacer ni de convencer, no creo que el ponga a nadie en tu contra ni en contra de tu plan, simplemente tal y como ya han dicho varios, es algo que no se puede hacer ni aun teniendo un plan.
Como ya hemos visto por una simple sacerdotista pararon un batallon... ¿que no haran esta vez? y sobre todo, si es de logica que esta vez sean mas y mejor preparados, ¿crees tu que seremos mas y mejor preparados nosotros? Yo no lo creo, aunque tampoco estoy muy metido en los temas belicos de la ciudad, pero creo que es arriesgar la vida de esta gente por un acto heroico de un escudero con su maestre.

Ademas, si llegado el momento no pueden venir suficiente gente, ¿que haras? ¿Suspender el rescate? ¿o seguir con tu acto heroico hasta la muerte? Quizas debas pensar que tu eres un escudero pero seguramente puede que ayuden gente que no sepa ni empuñar una espada y tu correras con esa culpa, si... pero ¿quien eres para correr con esa culpa?

Simplemente piensa no solo en tu maestre sino en el futuro de esta ciudad y ciudadanos, puede que no solo fracases sino que traigas mas problemas a la ciudad.

Niglio, escuchando las respuestas de Arkantos y Zandarus, se fue negando la cabeza y hablando para si mismo con gesto preocupado.

Parecía que pese a los malos augurios todo había acabado bien. Al final el Maestre volvía a la torre de Albor y la gente celebraba una batalla sin más pérdidas que sangre derramada, al ritmo del laud de Arzubel. La unión hace la fuerza, y no siempre es necesario vestir un mismo color para ser leal y fiel. A quien ha servido y rescatado a otros, le corresponde un mismo trato, o así debería ser. A los hermanos de sangre no los crean las reglas ni los códigos, los crea el corazón de quien combate.