Amnesia

Bryan se desperto sudoroso por la noche, rodeado de gente extraña dormida alrededor suya. Tenia una bolsa al lado de las pieles donde dormia, que cogio antes de salir. El frio de la noche le dio de lleno al abrir el porton del templo, despertandolo de golpe. Empezo a andar dubitativo hacia ningun lugar, hasta que llego al muro de la Torre Blanca. Varios sargentos hacian la ronda cuando el, haciendo caso omiso de los llamamientos por parte de estos, salio de la ciudad con la mirada perdida.

Se sento en un tocon cerca de la cueva donde los mineros habian estado trabajando todo el dia con poco exito. Al poco rato, reparo en la bolsa que llevaba y la abrio. Saco dos libros con tecnicas de caldereria y bocetos mal dibujados de algunos elementos que el no reconocio.

- Asi que mi trabajo es este - dijo para si - asi que al final estan equivocados, soy calderero, no herrero. Ese Zandri no se que no me debe conocer entonces. Herrero dicen, si no sabria que hacer con el hierro

Un aluvion de imagenes lo asaltaron de repente dejandolo sumido en un mar de dudas. Recordaba el carbon ardiendo, un golpeteo ritmico que no conseguia ubicar, y un hombre de gesto severo y piel oscura que le hablaba. Bryan pestañeo varias veces y guardo los libros. Metio una vez mas la mano y saco un martillo grande y rustico pero labrado con finas hendiduras que formaban unas letras tan precisas como la luna llena de esa noche. "BRYAN" rezaba las letras en la cabeza del martillo.

Un dolor agudo le azoto la cabeza una y otra vez hasta que cayo desmayado en el suelo. Se desperto justo antes del amanecer, con la cabeza aun mas dolorida que cuando se desperto antes de salir de la ciudad. Se toco la cabeza y alli seguia, una brecha que le cruzaba la cabeza de oreja a oreja. Intento recordar cuando se dio semejante golpe, pero solo recordaba como caia al suelo dias antes, con la sensacion de haber sido golpeado por algo extremadamente duro.

Se levanto como pudo, cogio la bolsa y se colgo el martillo en el cinto. Ando hasta cruzar la muralla y pasar los campos. Alzo la vista hacia la Torre, y como un rayo que cruzase delante suya, recordo a un hombre pelirojo, de tez cansada y oscura, que lo golpeaba incesacenmente mientras el pedia perdon. El golpeteo ritmico de metal contra metal resonaba una y otra vez en su cabeza mientras las imagenes cruzaban su memoria con una rapidez impresionante. Una espada chisporroteando al entrar en contacto con el agua fria, un escudo con grabados y colores que no identificaba, y otra vez el mismo hombre, golpeandole la cara con el dorso de la mano y enviandolo de golpe al suelo.

Nego con la cabeza con fuerza.
- Si todo eso es mi vida, prefiero seguir sin recordar gran cosa... - dijo con una voz apagada y herida.

Cabizbajo, se adentro en el amanecer siguiendo la estela de la Torre Blanca.