Eriol

Aquella noche el cielo era más oscuro que de costumbre en la ciudad de Rostow ,en la que había nacido hacía ya 12 duros inviernos. Eriol contemplaba una solitaria estrella que brillaba en el firmamento desde la pequeña choza pegada a los muros de la ciudad. Si tenía alguna ilusión porque aquel solitario punto de luz significase que su sitación iba a cambiar, que le trajese algo de esperanza ; ésta se desvaneció cuando una gran nube negra ocultó el pequeño lucero. Justo cuando dejaba la ventana para volverse hacia la puerta, escuchó el sonido. CLONC!.Su cuerpo se estremeció. No por el sonido producido por la verja sino por la persona que le daba origen : su padre.

Pensó por un momento.”Si la partida ha ido mal viene de mal humor, si han cazado algo puede que también traiga mal humor.” No podría aguantarlo si pasaba una vez más. El padre de Eriol era un hombre violento por naturaleza .A menudo el muchacho disertaba sobre la manera en la que un bebé recién nacido, una forma de vida tan pura, podía llegar a transformarse en lo que era su padre: un monstruo.
Jacko, que así se llamaba, propinaba palizas a Eriol y a su madre habitualmente cuando éste era más pequeño .Cuando solo tenía 7 años, fue testigo de cómo Jacko propinó tal paliza a su madre que terminó desangrándose y muriendo delante de la pequeña estufa de latón , y con ella el bebé que ella había llevado en su vientre durante 5 meses, su hermano nonato. Entonces le había entristecido la idea de perder un hermano , ahora estaba seguro de que el bebé había sido afortunado al morir delante de la pequeña estufa. Como odiaba esa estufa.
Pero ahora se encontraba de pie en su habitación y agudizaba el oído en busca de algún sonido que le revelase la suerte que iba a correr aquella noche. Las palizas se habían vuelto muy frecuentes ,casi diarias. La última ,hace dos días, aun se veía reflejada en su maltrecho cuerpo. No podría aguantarlo si pasaba una vez más. No iba a consentir que pasara una vez mas.-No se lo permitiré-. Dijo con un hilo de voz, e incluso por un momento se sintió adulto, todo un caballero como los de los cuentos que le había contando alguna vez Sookie, el viejo decrépito que se sentaba delante de la herrería.

Pero toda su fantasía se desvaneció cuando Jacko entró en la pequeña celda , y Eriol volvió a sentirse como lo que era: un niño asustado. Esta vez no hubo palabras, Jacko lo agarró de la camisa y lo arrastró al patio. “Va a pasar otra vez”,pensó. Lo lanzó sin apenas fuerza pero su cabeza rebotó y se mordió la lengua. Un sabor a sangre caliente le vino de inmediato, no le traía muy buenos recuerdos. Su padre, con una expresión de indiferencia en el rostro, empezo a golpearle por todo el cuerpo: patadas, puñetazos;daba igual lo único que podía hacer era esperar. Él era pequeño y escuálido y su padre era un autentico portento físico.-” Más sabor a sangre. Odio el sabor de la sangre.”
De repente el asustado niño tomó cosciencia de su situación, se hallaba de nuevo dentro de la casa. No sabía cómo pero había conseguido arrastrase y ahora caminaba a gatas palpando el duro suelo de madera , entonces lo vió: un pequeño cuchillo tirado en el suelo que su padre solía utilizar para despellejar a sus presas. No dudó en agarrar el afilado utensilio. Sintió como su agresor estaba justo detrás y esperaba a que se incorporase para asestarle otro golpe. De repente Eriol lo vió todo claro ,no podría aguantarlo si pasaba una vez más. Se dio media vuelta y hundió el arma de caza en el fornido cuello de su padre cuando éste intentaba levantarle. Jacko cayo muerto encima de su único hijo.
La sangre de manaba sobre la cara del hasta entonces inocente muchacho. Pero algo había cambiado, no era su sangre la que ahora estaba bañando su cuerpo, y ese sabor produjo un cambio en el corazón y en la mente del joven Eriol mientras una sonrisa se dibujaba en su cara: “Más sabor a sangre. Me encanta el sabor de la sangre.”