Reflexiones. La Senda

Setzer Dom Oct 09, 2011 4:06 am

La luna iluminaba Albor, y la noche desprendía un aroma afrutado en el Templo de Manat, Placido arropado por la tenue luz de las velas escribía en un pergamino:

No todos nacemos preparados para la iluminación. Si bien es cierto que no se tiene la obligación de serlo, pero es una lastima limitarse a caminar pudiendo utilizar las alas que los Dioses nos han dado. Saltando al abismo y abriéndose a ellos se puede alcanzar ese regalo, mas las caída te hace fuerte para el próximo intento.
Existe mejores y peores personas, existe el egoísmo y la solidaridad, el bien y el mal. Suelo pensar que también existen diferentes niveles de iluminación, vamos por Ceneria caminando y caminado, donde hay unas pocas personas realmente iluminadas por la Fe, sabios devotos, pero también hay, que pena, quienes se arrastran. Son los que ni siquiera tienen altura para levantar su cabeza del suelo: son a los que se las llama malas personas.
Incluso admitiendo, que no todos alcanzamos la iluminación, creo que cada uno puede aceptar su propio camino, sin perder la compostura, o intentar crecer para ganar altura, pero la locura existe y hay algunos que, en lugar de buscar la iluminación, dedican su esfuerzo en trepar para parecer mas altos; y quienes, aunque suene increíble, viven enterrándose aun mas y mas abajo buscando no se que respuestas.
A pesar de mi experiencia con el trato social, todavía me asola esta cuestión para la cual no consigo dar razón ni sentido; doy fe de personas que viven para mejorar, personas agradables y bondadosas de corazón, pero hay otras que se perdieron, y olvidaron la senda, almas que no pudieron volver a encontrar su camino.

Reflexiones del Sacerdote Placido